J o Punto y aparte

No fue premeditado. O quizás un poquito sí. Puede que la idea fuera tomando forma en su cabeza al mismo ritmo que avanzaba la última ilustración del que, ahora lo sabía, iba a ser su último encargo: la isla desierta en la que acabaría retirado el pirata protagonista de aquel cuento infantil. El día anterior, mientras dibujaba un par de cocoteros, se sorprendió envidiando al pirata que iba a abandonar su arriesgada vida laboral para disfrutar de aquel paisaje paradisíaco. Inexistente, sí, pero paradisíaco a fin de cuentas. Esa misma mañana, mientras desayunaba con su esposa, había llegado a la conclusión de que nada le impedía retirarse también. Al fin y al cabo, estaba pintando una isla a su medida. Así que a media tarde, en cuanto acabó de colorear los cocoteros, dejó los pinceles a un lado y se zambulló en el mar ilustrado sin pensárselo dos veces.

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J _ _ _ _ _ _ _ _ (verbo pronominal)

¿En qué palabra se inspira este cuento? Dejad vuestros comentarios hasta el jueves.

¡META VOLANTE!
Esta semana tenéis un reto más. Este microrrelato está hermanado con un microrrelato anterior: son dos puntos de vista de la misma historia. El primer comentarista que deje título y link del microrrelato hermanado, se llevará 2 puntos extra.

C o A su aire

Se baña en la playa en invierno. Cata el postre antes de comer. Empieza los libros por la última página. Si tiene prisa, anda despacio. Corre cuando no sabe a dónde ir. Se prueba la ropa después de comprarla. Si los demás se relajan, él se mantiene alerta. Canta nanas para no dormirse. Aplaude cuando el equipo contrario vence. Convierte el trabajo en un juego constante. Deja que salga su niño interior. Ríe cuando está triste. Llora cuando otros se burlan del resto. Si le gritan, prefiere guardar silencio. Cuando todos callan, él grita. Le tranquiliza ver que el mundo se indigna. Sueña despierto. Muere por vivir.

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C _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ (sustantivo femenino)

Podéis dejar vuestras propuestas de palabra entre líneas hasta el jueves a las 22:00.

S o Laberinto sin fin

Quieren que recorra el laberinto. Otra vez. Los tres humanos de bata blanca con los que trabaja todavía no parecen satisfechos con los resultados. Revisan los apuntes de sus cuadernos de notas y murmuran algo entre ellos antes de volver a clavar sus miradas en él. Al ratón no le supone ningún esfuerzo repetir el ejercicio: ha recorrido el laberinto tantas veces que sabría encontrar la salida con los ojos cerrados. Pero el experimento dejó de parecerle divertido cuando comprobó que el tamaño de los pedazos de queso con los que le recompensaban era inversamente proporcional a la velocidad a la que cruzaba el laberinto. Harto de que le tomen por tonto, el ratón decide vengarse. Tras remolonear unos segundos, descarta el camino hacia la salida y toma un desvío equivocado. No puede ver a los tres humanos, pero se regodea imaginando sus caras de desaliento al observar cómo avanza, con paso firme, por un callejón sin salida.

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S _ _ _ _ _ _ _ (verbo transitivo)

O o Acto de rebeldía

El escriba ha decidido revelarse. Tanto le da si la savia científica herró en el cálculo de sus vienes o si una hola gigante acabó con la extirpe malla. Ya no le importa si el pastor está cayado porque le gusta oír el valido de sus mascotas bobinas o si prefiere gravar a las bacas mientras pastan hierva junto a la baya que cerca una basta pradera. De echo, ni siquiera le preocupa que el jefe reúse su transcripción y decida enviarlo a la orca. Al fin y al cavo, nadie hecha un ojo nunca a sus obras de harte escritas.

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O _ _ _ _ _ _ _ _ _ (sustantivo femenino)

N o El último recurso

Lo había intentado todo. Entornar los ojos y mirar la pantalla fijamente, como queriendo hipnotizar a su ordenador para que tomara la iniciativa. Deslizar los dedos por el teclado con suavidad, para ver si sus caricias estimulaban la voluntad de aquellas teclas perezosas. Dejar que su mente vagara a su antojo. Asomarse a la ventana en busca de algún detalle que encendiera la chispa. Abrir libros, a la caza de palabras al azar, y volver a cerrarlos para ojear sus contraportadas. Atacar la nevera, esperando saborear la inspiración en una cucharada de yogur azucarado. Garabatear periódicos antiguos. Mordisquear el borde de un lápiz recién afilado. Pero habían pasado tres horas y su hoja seguía en blanco; así que no le quedó más remedio que volverse hacia ella, tan etérea pero tan presente a su lado, y rendirse. “Tú ganas”, admitió, y pudo imaginar la sonrisa triunfal que su musa le dedicaba. Entonces pronunció las palabras que tres horas antes le había negado: “Sin ti no soy nadie”.

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N _ _ _ (sustantivo femenino)