El matemático sigue un horario estricto de lunes a viernes. Cada mañana, tres cuartos de lo mismo: su despertador suena a la 7:18, aunque él lo reprograma para que le deje dormir, exactamente, doce minutos más. Para desayunar, prepara dos tostadas con mermelada de ciruela que, mojadas en un café con media cucharada de azúcar, le saben de mil amores. Mientras se afeita un bigote que sigue en sus trece de crecer sin permiso y con nocturnidad, escucha las noticias en su programa radiofónico favorito. Cuando el opinador de turno empieza a cantar las cuarenta a un compañero de tertulia al que tanto le dan ocho que ochenta, el matemático cuenta hasta diez y, sin piedad, apaga el transistor. A las 8:50 se mira en el espejo del recibidor para comprobar que su corbata esté perfectamente alisada. Tras darse el visto bueno, sale a la calle más chulo que un ocho.
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M _ _ _ _ _ _ _ (adjetivo masculino)
¿Cuál es la palabra que inspira el cuento? Tenéis hasta el jueves para descubrirlo.