Fin de la segunda ronda

Con este post doy por zanjada la segunda ronda de microrrelatos con juego. Una vez más, ¡muchas gracias a todos los que habéis hecho posible que el blog tirase adelante semana tras semana! :-)

Ahora tocan unos días de vacaciones, pero el juego continuará con una tercera ronda a mediados de agosto. Os avanzo que en esta ronda habrá un cambio respecto a las anteriores: la letra que sirva de pista para adivinar la palabra entre líneas no siempre será una inicial… ¿Más difícil todavía? Podréis comprobarlo vosotros mismos en unas semanas.

Si queréis recordar los microrrelatos de la segunda ronda, los encontraréis recopilados en este ebook gratis. Así os los podréis llevar de viaje fácilmente para jugar este verano, o compartirlos con quien os apetezca. ¡Sois libres de recomendarlos tanto como queráis! ;-)

Para finalizar, lo prometido es deuda: ahí va el premio para el ganador de la segunda ronda. ¡Enhorabuena, Palimp! Este microrrelato está escrito especialmente para ti. Y también intenta ser un homenaje al colectivo de los cuentacuentos, que ha salido duramente perjudicado con las nuevas medidas fiscales…

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Los narradores furtivos

Un día, el Gran Monarca amaneció caprichoso y prohibió los paseos en camello, los caramelos de jengibre y las historias contadas en voz alta. Todo aquel que incumpliera la ley sería despojado de sus bienes y expulsado del reino fulminantemente. Desde ese día no se oyeron más historias en plazas mayores y mercadillos ambulantes; tampoco volvieron a oírse las risas del público. La tristeza se apoderó de las calles, de los pueblos, del reino entero. Algunos cuentacuentos y monologuistas optaron por exiliarse a reinos lejanos en los que sus historias fueran bien acogidas. Otros decidieron quedarse y resistir. Cada noche, los miembros de la resistencia narrativa salían a cumplir su misión. Vestidos de negro, se deslizaban furtivamente entre las sombras hasta las casas elegidas. Se acercaban de puntillas a las camas de sus espectadores durmientes y les susurraban historias al oído. Cuando los oyentes esbozaban en sueños una sonrisa de felicidad, los narradores furtivos abandonaban las casas con la satisfacción del trabajo bien hecho.

Z o A la deriva

El hombre solitario no dudó al elegirla. Quizás la vio más resistente que al resto; o quizás sus compañeras, sutilmente, desviaron la mirada cuando el hombre pasó revista al grupo. Ella podría haberse negado a partir, pero no lo hizo. Le conmovieron las ansias de esperanza del hombre solitario al explicarle el plan, su sonrisa ilusionada al preparar el mensaje que ella debía transmitir. Aceptó la misión y se adentró en el mar. Armada de optimismo y paciencia, se dejó llevar por la corriente. Disfrutó del sol, la brisa y el mecer de las olas. No imaginaba entonces que aquella misión se volvería tan dura. Tras semanas a la deriva, al límite de sus fuerzas, se preguntaba ahora si realmente la encontrarían algún día. Si podrían leer el mensaje que guardaba en su interior. Si entenderían que aquel dibujo que el agua había convertido en borrón indicaba en qué isla aguardaba, ansioso, el hombre solitario.

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Z _ _ _ _ _ _ _ (verbo intransitivo)

Y la última palabra de esta ronda es…

Y o Fin y principio

Un empujón a traición. Caída al vacío. Vértigo. El suelo acercándose con extrema rapidez. Un nudo en el estómago. Miedo. Un grito que nadie puede oír. Impacto inminente. La vida pasando ante los ojos. El fin irremediable. Sorpresa. Un estirón inesperado. Una fuerza invisible que arrastra. El suelo alejándose a gran velocidad. Desorden de pensamientos. Un ascenso que no cesa. El cielo cada vez más próximo. Ganas de gritar otra vez. Un golpe brusco. Parada en seco. Una fuerza envolvente. Oscuridad. Sensación de alivio. La fuerza que cede. La oscuridad que desaparece. Un empujón a traición. Caída al vacío. Vértigo.

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Y _ _ _ (sustantivo masculino)

¿Cuál es la palabra oculta?

X o El elemento extraño

Al principio creímos que se trataba de un ardid de la reina blanca: enviar un infiltrado a nuestras filas para desestabilizarnos. Cuando nuestro alfil se deslizó hasta la otra punta del tablero para pedir explicaciones, las piezas blancas juraron no saber nada sobre el asunto. Aquel misterioso cubo pecoso no solo se coló en nuestro territorio; también se empeñó en jugar con nosotros. Nos invitó a hacerle rodar y contarle las pecas, pero no quisimos aceptar sus costumbres extravagantes. Entonces intentó adaptarse a nuestras reglas. Se situó en primera fila, dispuesto a avanzar como un peón más; pero nuestros hombres en vanguardia desconfiaban de su excesiva motivación y le hicieron el vacío. Su presencia acabó por desestabilizarnos a todos, tanto a negros como a blancos. Así que tomamos una determinación conjunta: nuestras cuatro torres rodearon al elemento extraño y lo empujaron fuera del tablero. Haciéndole rodar, como él quería.

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X _ _ _ _ _ _ _ _ (sustantivo femenino)

Adivina qué palabra inspira este cuento.

W o Día de playa

Apura sin prisas las últimas gotas de su cóctel sin alcohol. Deja la copa vacía sobre la arena. Se recuesta en la hamaca, perezosa. Estira el cuerpo para que el sol le acaricie la piel. Observa a los bañistas adentrándose en el agua. Se divierte viendo los juegos de los niños en la orilla. Mira al horizonte. Divisa varios jinetes cabalgando las olas en sus tablas con vela. Elige un jinete al azar. Sigue con la mirada su recorrido mar adentro. Estudia sus movimientos hipnóticos. Se adormece. Pierde la noción del tiempo. Despierta desorientada. Vuelve a mirar al horizonte. Distingue, muy lejos, una vela diminuta.

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W _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ (sustantivo)

¿Sabes cuál es la palabra?