Fin de la quinta ronda

Con algo de retraso (¡disculpad la falta de ritmo de estas últimas semanas!), llega el veredicto de esta quinta ronda del blog. Pero antes tengo que agradeceros, una vez más, el apoyo prestado durante estos meses. Vuelvo a decirlo: sin vosotros, vuestros comentarios y vuestra constancia, este divertimento literario no tendría sentido.

Todos nos merecemos un descanso tras el esfuerzo, ¿verdad? Así que cerraremos el blog por vacaciones el resto del verano y volveremos a la carga en septiembre con la sexta ronda. Os adelanto que habrá algunos cambios de funcionamiento pero la esencia del juego seguirá siendo la misma.

Si os apetece recordar los microrrelatos de esta quinta ronda, los tenéis recopilados en este ebook que os podéis descargar gratuitamente. Como siempre, sois libres de difundirlo y de recomendarlo a quien queráis.

Vamos ya con el ganador. Y es su tercera victoria… ¡Felicidades de nuevo, Palimp! Hay que decir que nuestro campeón se ha impuesto por la mínima a Rebeca, la segunda clasificada, tras una intensa lucha literaria que ha durado semanas. El microrrelato personalizado de premio para Palimp intenta imaginar cómo ha sido esa lucha… ¡Que lo disfrutéis!

La última palabra

No se han visto nunca. No conocen prácticamente nada el uno de la otra. Él se oculta tras un alias; ella deja entrever apenas un nombre. Pero comparten un mismo objetivo: resolver cada enigma antes que nadie. Así que ahí están, sentados ante sus ordenadores, las yemas de sus dedos casi rozando las teclas, esperando la llegada de una nueva pista. Disputan una batalla virtual por entregas. Unas veces gana él; otras, la vencedora es ella. Cada semana, uno de ellos saborea la victoria mientras intuye la maldición que soltará su rival al descubrir su derrota. Mantienen una lucha igualada hasta que, en el último momento, él toma la delantera. No necesita confirmación: se sabe ganador. Entonces se recuesta en el respaldo de su asiento y suspira, satisfecho. La imagina aceptando el resultado con la sonrisa del buen perdedor. Y, virtualmente, se inclina con respeto ante su digna oponente.

Z o Mañana de julio

Despierta. Abre los ojos y vuelve a cerrarlos. Deja escapar un profundo suspiro. Cambia de postura entre las sábanas. Se rinde al sueño un par de horas más. Despierta de nuevo. Remolonea durante unos minutos, indeciso, antes de levantarse. Arrastra los pies hasta la cocina. Se sirve un café frío. Se sienta a la mesa. Repasa, desganado, los nuevos mensajes de su smartphone. Enciende la radio. La escucha sin prestar atención. Dibuja, con un dedo aburrido, círculos imaginarios sobre el mantel. Apura el café. Hace callar a la radio antes de salir de la cocina en busca del sofá. Enciende la televisión. La mirar sin verla. La apaga. Coge de la mesita un libro a medio leer. Procesa apenas un par de líneas antes de sentir los ojos pesados. Cierra el libro. Se acomoda en el sofá. Deja vagar la mente. Cae rendido al sopor.

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Z _ _ _ _ _ _ _ _ (verbo intransitivo)

Y o El invitado tedioso

Es el centro indiscutible de la velada. Sentados a la mesa, todos prestan atención al invitado. Admiran sus anécdotas insoportables, ríen sus chistes anodinos, alaban sus opiniones sin criterio sobre los temas más superficiales. Y parecen encantados con él. El invitado parlotea sin parar, disfrutando de su estatus de mono de feria. Cuando el padre manifiesta su pasión por la pesca, él propone acompañarle un fin de semana. Cuando el hijo se declara fan del grupo del momento, él promete colarle en su próximo concierto. Cuando la hija acaricia su brazo y le mira con ojos enamorados, él confiesa sentirse el hombre más afortunado del planeta. Luego se vuelve hacia la madre y asegura entender ya de dónde ha heredado su belleza la hija. Pero la madre no se deja impresionar por halagos. Sabe que el invitado es pura fachada. Agradece su cumplido con una sonrisa educada y con una mirada que dura algo más de lo debido. Lo justo para advertirle que el secreto que ambos comparten debe seguir escondido.

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Y _ _ _ _ (sustantivo masculino)

X o Razones de peso

Le diría que no había podido acabar los deberes. Que su madre le había obligado a hacer la colada, planchar la ropa o cualquier otra tarea doméstica. O, mejor aún, que sintió un repentino dolor de barriga y tuvieron que salir corriendo a urgencias. ¿Que un centenar de amigos famélicos se había presentado en casa de improviso y toda la familia se vio obligada a cocinar hasta las tantas para saciar su apetito? O quizás que le había retenido un atracador en el supermercado cuando acompañaba a su padre a la compra. ¿Que un león escapado del zoo se había colado en su habitación y no le dejaba acercarse a la mesa de estudio? ¿Que una bruja malvada había convertido en confeti su libreta de apuntes? ¿Que le secuestró una nave alienígena y no le liberó hasta pasada la medianoche? El niño resopló, vencido. Definitivamente, le costaría menos acabar los deberes que encontrar una excusa convincente.

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_ _ _ _ _ X _ _ (sustantivo masculino)

W o Puesta en escena

Creía haber previsto todas las alternativas posibles. Si los resultados eran buenos, caminaría hasta el atril sin prisas, luciendo una amplia sonrisa de satisfacción. Alzaría las manos enlazadas en gesto de victoria y dejaría que el público aplaudiera a rabiar hasta calmar su ego. Entonces, con un estudiado gesto de modestia, le pediría que parara. Tras unos segundos de silencio para generar expectativas, soltaría su discurso triunfal. Si los resultados no eran favorables, se acercaría al atril con una sonrisa humilde, sin enlazar las manos, pero igualmente dejaría que el público se explayara en sus aplausos de ánimo antes de hacerlo callar. Tras la pausa dramática, pronunciaría un discurso agradecido y cargado de promesas de futuro. Pero no había previsto un resultado tan desastroso como para no tener un público ante el que aparecer. Más allá del atril, sólo quedaban su mujer, sus hijos somnolientos y algunos conocidos que miraban el reloj con impaciencia. Así que ni siquiera pisó el escenario. Desde bambalinas, tecleó algo en su móvil con rapidez. “Te espero en la puerta”, comunicó a su mujer. E hizo un discreto mutis por el foro.

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_ _ _ W (sustantivo masculino)