G o Ahora o nunca

Le veo mover los labios, pero no sé qué me está diciendo. No le escucho. Sólo pienso en detener la bola de nieve que rueda ladera abajo en mi interior: temo que acabe haciéndose tan grande que no me deje respirar. Me mira con atención. Sé que espera una respuesta por mi parte, o al menos un gesto de aprobación que le anime a seguir hablando. No habrá mejor momento que este para dejar que la bola de nieve estalle y haga salir por mi boca lo que llevo tanto tiempo callando. No me importa su reacción; lo único que quiero es deshacerme del peso que me oprime. Ha enarcado una ceja. Le sorprende, quizás, mi falta de respuesta. Abro la boca sin saber aún qué voy a decir. Callo todavía un segundo más. Finalmente retengo las palabras y esbozo una sonrisa. Dejo que la bola de nieve siga rodando ladera abajo.

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_ _ _ _ _ _ G (sustantivo masculino)

¿Cuál es la palabra entre líneas? Podéis responder hasta el jueves a las 22:00.

B o Ida y vuelta

Pablo está nervioso. Balancea rítmicamente el bolígrafo que sujeta entre los dedos. De vez en cuando, su mano derecha garabatea algo en la libreta. Si el profesor se fija en él, creerá que está tomando apuntes; en realidad, hace rato que dejó de prestar atención. Se lleva el bolígrafo a la boca y mordisquea el tapón antes de dejarlo, casi tirarlo, sobre el pupitre. Mira hacia la pizarra, aunque sus oídos están pendientes de cualquier sonido a su espalda. Hace diez minutos que dejó caer su mensaje en el pupitre de Ana, pero la respuesta no llega. Pablo apoya la cabeza en la mano; cree que así nadie notará que ha empezado a temblar. Bajo la mesa, su pierna se agita de manera incontrolable. Todavía pasarán otros cinco minutos hasta que note unos golpecitos en la espalda. Al volverse, descubrirá los ojos de Ana, sonrientes, y su mano alargándole un papel. Los dedos impacientes de Pablo lo desplegarán en su regazo. Ana habrá escrito algo bajo su mensaje inicial: “A las 6 en la biblioteca”. Pablo suspirará. Su zurda atrapará el bolígrafo y escribirá un “OK” apresurado mientras él procura que el corazón desbocado no se le escape por la boca.

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_ _ B _ _ _ _ _ _ _ _ (adjetivo masculino)

¿En qué palabra se inspira el microrrelato? Recordad que podéis dejar respuestas hasta las 22:00 del próximo jueves.

R o Normas de protocolo

Durante la recepción oficial, a la reina le entraron unas incontrolables ganas de estornudar. Para no atentar contra las normas de protocolo, hizo lo posible por contenerse. Arrugó la nariz, entrecerró los ojos y apretó los labios. Así logró ahogar el estornudo sin que nadie lo notara. O eso creyó ella. Porque el caballero que le presentaba sus respetos en ese momento interpretó sus gestos como una reacción de disgusto ante él. Desconcertado, el joven enrojeció. Para evitar que alguien viera su rubor, bajó la cabeza con rapidez. El bufón, a quien no pasó desapercibida aquella actitud, creyó que el valiente caballero se había puesto nervioso ante la belleza de la reina y sonrió. Desde la primera fila, una de las damas de la corte fue testigo de toda la escena: del mohín de la reina, de la turbación del caballero, de la sorna del bufón. Tras atar cabos, concluyó que la reina rechazaba las propuestas encubiertas del caballero porque prefería los amores del bufón. Entonces abrió los ojos con sorpresa y, sin el menor disimulo, se volvió a la dama de su izquierda para contarle la primicia.

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R _ _ _ _ (sustantivo masculino)

M o Una deuda pendiente

Apartar la cortina sutilmente y espiar por la ventana se ha convertido en mi primera rutina del día. Y cada vez que lo hago lo encuentro allí, apostado al otro lado de la calle. Impasible. Esperando a que yo aparezca. Ni siquiera trata de esconderse; de hecho, esa es precisamente su estrategia: evidenciar su presencia constante e inevitable para minar mi voluntad. Mientras me visto con la ropa más gris que encuentro en mi armario, debo admitir que lo está consiguiendo. Y no es porque me recuerde lo que debía haber hecho y no hice: esa deuda pendiente pesaba en mi conciencia por sí sola antes de que él apareciera. No sé cómo hacerle entender que la saldaría si pudiera, pero él no me lo pone fácil. Su empeño en seguirme a todas partes con ese insultante disfraz de colores estridentes me impide realizar mi trabajo. Un detective privado debe ser discreto. No puedo espiar al marido infiel de mi clienta con una gallina gigante irremediablemente pegada a mis talones.

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M _ _ _ _ _ (sustantivo masculino)

A o El dado azul

Mira sus apuntes. Los ha repasado decenas de veces hasta memorizarlos, pero no recuerda nada. Como si nunca hubiera oído mencionar el tema del que debe hablar. Intenta leer, pero no puede. Como si, en los folios, las letras caprichosas se hubiesen empeñado en bailar hasta formar palabras incomprensibles. Todos aguardan, expectantes. Las cejas levantadas le hacen pensar que quizás está tardando demasiado en arrancar. Los murmullos en primera fila le hacen temer que se haya hecho evidente que tiembla y ha empezado a sudar. Instintivamente, mete la mano en el bolsillo. Palpa el pequeño dado azul que ella le regaló y lo agarra con fuerza. Los cantos se clavan en su palma, pero no le importa: cuanto más nota la presión, más la siente a su lado. Y con ella a su lado todo es posible. Cierra los ojos un momento, casi imperceptiblemente, y la visualiza asintiendo, sonriendo, animándole a seguir. Entonces, desafiando a las miradas burlonas de la primera fila, el profesor inicia su conferencia magistral.

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A _ _ _ _ _ _ (sustantivo masculino)