F o Una lucha titánica

El caballero valiente no escatima en detalles. Ante una corte totalmente subyugada, explica cómo venció al dragón tras una lucha titánica. Describe a la bestia como un monstruo tan grande como dos castillos; o quizás como tres. Asegura que sus llamas letales arrasaban todo lo que había a su alrededor. Confiesa que estuvo al borde de la muerte, pero que el recuerdo de la bella princesa le dio la fuerza necesaria para lanzar el ataque definitivo. Concluye que vio el terror en los ojos de la bestia instantes antes de acabar con ella. Su historia satisface al rey, estremece en la reina, admira a los nobles y provoca suspiros entre las damas. Pero a la princesa, auténtica destinataria del relato, no le impresionan las hazañas del héroe. Prefiere centrar su atención en el escudero del caballero: parado tras él en un discreto segundo plano, el chico pone los ojos en blanco cada vez que su amo se deja llevar por la imaginación.

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F _ _ F _ _ _ _ _ (sustantivo masculino)

Podéis dejar vuestras respuestas hasta el próximo jueves.

R o Normas de protocolo

Durante la recepción oficial, a la reina le entraron unas incontrolables ganas de estornudar. Para no atentar contra las normas de protocolo, hizo lo posible por contenerse. Arrugó la nariz, entrecerró los ojos y apretó los labios. Así logró ahogar el estornudo sin que nadie lo notara. O eso creyó ella. Porque el caballero que le presentaba sus respetos en ese momento interpretó sus gestos como una reacción de disgusto ante él. Desconcertado, el joven enrojeció. Para evitar que alguien viera su rubor, bajó la cabeza con rapidez. El bufón, a quien no pasó desapercibida aquella actitud, creyó que el valiente caballero se había puesto nervioso ante la belleza de la reina y sonrió. Desde la primera fila, una de las damas de la corte fue testigo de toda la escena: del mohín de la reina, de la turbación del caballero, de la sorna del bufón. Tras atar cabos, concluyó que la reina rechazaba las propuestas encubiertas del caballero porque prefería los amores del bufón. Entonces abrió los ojos con sorpresa y, sin el menor disimulo, se volvió a la dama de su izquierda para contarle la primicia.

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R _ _ _ _ (sustantivo masculino)

G o La larga espera

Veinte años esperando a que Ulises volviera de Troya. Veinte años sacrificándose como esposa sufrida. Gobernando la casa en solitario. Batallando con un hijo en plena adolescencia que pagaba con rebeldía la ausencia de su padre. Soportando a huéspedes inoportunos sin intención de marcharse. Sonriendo falsamente ante los cumplidos de pretendientes ambiciosos que la miraban con lujuria. Aguantando sin rechistar las pullitas de amigas envidiosas o, peor aún, de las que la compadecían por su triste situación. Trabajando sin ilusión en un tejido que no pretendía acabar. Robándole horas al sueño para destejerlo. Durmiendo, las pocas horas que le quedaban tras destejer, sin compañía, en una cama demasiado grande y demasiado fría. Acostumbrándose a convivir con la soledad. Veinte años esperando, sin desfallecer, el regreso de su esposo. Para que luego Ulises apareciese como si nada y, sin darle importancia al asunto, resumiera su odisea con un simple “Estuvo bien”.

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G _ _ _ _ _ _ _ (sustantivo masculino)

F o Un día histórico

Los fans llevan horas de guardia ante la casa. Hace frío, pero no les importa. Alguien lanzó ayer en las redes sociales la noticia que llevaban tiempo anhelando: hoy el poeta dará por concluida su última obra, y quieren ser los primeros en felicitarle. Han pasado la noche en vela, turnándose para leer en voz alta antiguos poemas de su ídolo. Ahora, mientras la mañana se despereza, vigilan la casa con la ilusión impaciente de un niño en la noche de Reyes. Por fin, alguien les alerta: ha visto movimiento tras una cortina. Los fans se ponen de puntillas y miran hacia allí, expectantes. Pocos segundos después, el poeta se asoma a la ventana y muestra el manuscrito entre sus manos. Sonríe con el aire seductor de un galán de Hollywood. Los fans irrumpen en gritos, exclamaciones, aplausos. Y entonces, tan rápido como ha aparecido, el poeta vuelve a esconderse. Los fans suspiran, encandilados. Ha durado un instante, pero ese simple atisbo de promesa literaria ha alegrado sus vidas.

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F _ _ _ _ (adjetivo)

Y o Cara y cruz

Cruz sale a la calle con ganas de gresca. Nadie se salva de sus maldades: asusta a los niños, increpa a las ancianas, pisa la cola a los gatos, tira piedras a las ventanas. Avanza erguido, luciendo la confianza chulesca del que sabe que sus actos quedarán impunes. No le preocupan los reproches de los vecinos; ignora sus miradas de desprecio. Si alguno le pide explicaciones por sus acciones, suelta una carcajada. Se encoge de hombros y, sin detenerse siquiera, señala la pequeña puerta del callejón. Al otro lado de la puerta, Cara extiende cheques para pagar cristales rotos, acaricia a gatos heridos, se disculpa ante ancianas disgustadas, consuela a niños asustados. Hace gala de su exquisita educación para apaciguar los ánimos de los vecinos. Y reza para que nadie descubra que él y Cruz son los rostros de una misma moneda.

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Este personaje aparece en una novela del siglo XIX de autor escocés. El nombre a descubrir está en el idioma original.

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