Creía haber previsto todas las alternativas posibles. Si los resultados eran buenos, caminaría hasta el atril sin prisas, luciendo una amplia sonrisa de satisfacción. Alzaría las manos enlazadas en gesto de victoria y dejaría que el público aplaudiera a rabiar hasta calmar su ego. Entonces, con un estudiado gesto de modestia, le pediría que parara. Tras unos segundos de silencio para generar expectativas, soltaría su discurso triunfal. Si los resultados no eran favorables, se acercaría al atril con una sonrisa humilde, sin enlazar las manos, pero igualmente dejaría que el público se explayara en sus aplausos de ánimo antes de hacerlo callar. Tras la pausa dramática, pronunciaría un discurso agradecido y cargado de promesas de futuro. Pero no había previsto un resultado tan desastroso como para no tener un público ante el que aparecer. Más allá del atril, sólo quedaban su mujer, sus hijos somnolientos y algunos conocidos que miraban el reloj con impaciencia. Así que ni siquiera pisó el escenario. Desde bambalinas, tecleó algo en su móvil con rapidez. “Te espero en la puerta”, comunicó a su mujer. E hizo un discreto mutis por el foro.
*
_ _ _ W (sustantivo masculino)