R o Entrega a domicilio

Aquel día llegamos todos temprano a la oficina. Queríamos estar presentes cuando el mensajero apareciera con el paquete. Llevábamos meses esperando el pedido y nos podía la impaciencia; especialmente a Ramírez, de Recursos Humanos. Fue él quien, en un arrebato desesperado, había decidido entrar en la tienda online y encargarlo. Escogió un modelo con prestaciones avanzadas y garantía de calidad. Los demás departamentos aplaudieron la iniciativa, y desde entonces no se había hablado de otra cosa en las pausas para café. Cuando llegó el paquete, Ramírez hizo los honores de abrirlo. Todos quedamos fascinados al verlo: educado, sonriente, perfectamente trajeado. Su manual de instrucciones lo describía como un líder proactivo, respetuoso con sus subordinados y a prueba de corrupción. Nos miramos, emocionados. Aquello era lo que necesitábamos, y no el trasto inútil que teníamos por jefe. Lo sacamos de la caja con delicadeza y le condujimos al despacho principal. López, de Administración, tuvo la previsión de no tirar la caja: con ella podríamos empaquetar al jefe obsoleto en cuanto llegara para dejarlo olvidado junto a un container.

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R _ _ _ _ _ _ _ _ _ (verbo transitivo)

¿Qué palabra se oculta tras el cuento?

M o Tiempo de despedidas

Una voz impersonal pronunció un nombre por megafonía. Y aunque sabían que aquello ocurriría en un momento u otro, todos se sobresaltaron. El elegido, un joven de cara pálida, fue el último en reaccionar. Aferró con fuerza la mano de la chica sentada a su lado. Ella lloraba, y el joven comprendió que no podía ocultar la pena de verle partir. No hacía tanto que todos ellos eran meros desconocidos, pero compartir aquel intenso tiempo les había unido de manera inexplicable. El joven observó al resto de compañeros: una mujer de ojos enrojecidos, un hombre falto de aliento, una anciana de aspecto cansado. Todos le miraban con cierta mezcla de envidia y tristeza. Se despidió de ellos con el mismo cariño con el que lo haría de su familia. Después abrazó a la chica, emocionado. “Nunca olvidaré este tiempo juntos”, le susurró, mientras la voz de megafonía repetía su nombre con impaciencia. La chica, que aún lloraba, no pudo contestar. El joven pensó entonces en los que acusaban de exagerar sus sentimientos a quienes vivían experiencias como aquella. Qué sabrán ellos, se dijo, mientras abandonaba la sala de espera de urgencias y entraba en la consulta.

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M _ _ _ _ _ _ _ _ _ (verbo transitivo)

¿Adivinas qué palabra ha inspirado este cuento?