Q o No hay dolor

Tras años de preparación física y meditación con los mejores maestros, podía presumir de saber llevar su resistencia hasta límites insospechados. Acostarse sobre una cama de clavos le incomodaba tan poco como dormir sobre un colchón de plumas de ganso. Caminar sobre brasas le resultaba tan reconfortante como calzarse unos calcetines gordos cuando el invierno hiela los pies. Tragar un cristal troceado le acariciaba la garganta con la misma suavidad que un granizado de limón para calmar la sed veraniega. Desde que comprendió que el dolor era una simple trampa de su mente, había logrado dominarlo de tal manera que ahora incluso lo encontraba placentero. En el circo, todos admiraban su valentía, desde la ayudante del mago al director de pista. El público se rendía ante él cada tarde y premiaba sus actuaciones con ovaciones interminables. Pero aquella situación era nueva para él. Ninguno de sus maestros le había advertido del dolor que sentiría su corazón quebrado al descubrir que la trapecista le engañaba con el payaso llorón.

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_ _ Q _ _ _  (sustantivo masculino)

P o Las siete acróbatas

Recorren la cuerda floja cada noche sin miedo a caerse. Suelen vestir de negro: reservan el blanco para ocasiones especiales. Algunas llevan sombrero; otras prefieren salir a escena con una elegante sombrilla que les ayuda a mantener el equilibrio. Cuando el director se lo ordena, las siete acróbatas se balancean ágilmente y saltan a otra de las cuerdas: tienen cinco para elegir. A ratos avanzan con energía; después cambian el ritmo y danzan tan delicadamente que parecen flotar. De vez en cuando, dos de ellas se toman de la mano para ejecutar una figura conjunta. Cuando el espectáculo acaba, las siete acróbatas desaparecen. Las cinco cuerdas equidistantes quedan vacías, pero conservan el eco de sus pasos melodiosos.

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P _ _ _ _ _ _ _ _ _ (sustantivo masculino)

La palabra que inspira el cuento es…

R o Sala de reuniones

Cada jueves, Paco sustituía su habitual café matutino por una tila bien cargada. Quería afrontar la temida reunión de equipo con la mayor de las calmas. El jefe la convocaba a las diez en punto; él empezaba a temblar media hora antes. No le consolaba saber que sus compañeros sentían lo mismo: todos se sentaban alrededor de la mesa en silencio, bajaban la vista e intentaban no llamar la atención del jefe. Paco se veía como un domador inexperto ante el león más peligroso del circo. En cualquier momento, aquella fiera podía abrir la boca y hacerle estremecer con sus bramidos. Pero aquel jueves no. Algo hizo que Paco alzara la vista y mirara fijamente a su jefe. Se lo imaginó con una enorme nariz de payaso. Al instante, el león se transformó en un inofensivo gatito que no asustaba con sus maullidos.

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R _ _ _ _ (verbo intransitivo)

¿Cuál es la palabra entre líneas?