Tras años de preparación física y meditación con los mejores maestros, podía presumir de saber llevar su resistencia hasta límites insospechados. Acostarse sobre una cama de clavos le incomodaba tan poco como dormir sobre un colchón de plumas de ganso. Caminar sobre brasas le resultaba tan reconfortante como calzarse unos calcetines gordos cuando el invierno hiela los pies. Tragar un cristal troceado le acariciaba la garganta con la misma suavidad que un granizado de limón para calmar la sed veraniega. Desde que comprendió que el dolor era una simple trampa de su mente, había logrado dominarlo de tal manera que ahora incluso lo encontraba placentero. En el circo, todos admiraban su valentía, desde la ayudante del mago al director de pista. El público se rendía ante él cada tarde y premiaba sus actuaciones con ovaciones interminables. Pero aquella situación era nueva para él. Ninguno de sus maestros le había advertido del dolor que sentiría su corazón quebrado al descubrir que la trapecista le engañaba con el payaso llorón.
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_ _ Q _ _ _ (sustantivo masculino)