Z o Lejos de casa

Huyen. Dejaron atrás su casa y llevan días, horas, semanas huyendo. El camino no les da tregua, aunque ellos siguen adelante. Buscan un futuro digno. Apenas les quedan fuerzas, pero les guía la esperanza; o quizás ya sólo les mueva la desesperación. En estos momentos, cuando más cerca están de su destino, es cuando más lejana les parece su meta. Esperaban manos amigas, pero han encontrado barreras que les impiden el paso. La gente curiosa no interactúa con ellos: les observa, impasible, y retransmite su miseria, como si no vivieran en la misma realidad. Ella es la única que interviene. Su movimiento es rápido y sutil, pero lo suficientemente efectivo como para hacerles perder el equilibrio. Caen al suelo. Cuando se vuelven en busca de un porqué, sólo encuentran la fría mirada de un objetivo.

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Z _ _ _ _ _ _ _ _ _ (sustantivo femenino)

¡Última palabra entre líneas! ¿Sabéis de cuál se trata? Respuestas, hasta el jueves.

Y o Cuestiones de familia

El historiador y la adivina vuelven a discutir. Él acusa a su esposa de no quererle como antes y se lamenta por los buenos tiempos perdidos. Ella echa en cara a su marido un cambio de actitud que hará que la relación vaya de mal en peor. Ninguno de los dos se fija en que, en este mismo instante, su hijo se encierra en la habitación, harto de sus gritos.

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_ _ Y (adverbio)

¿Cuál es la palabra entre líneas? Dejad vuestros comentarios hasta el jueves.

X o Ante la butaca

Hace semanas que el abuelo murió, pero el perro sigue estirándose ante la butaca de su difunto amo. Por más que el resto de la familia intente atraerlo con halagos, pelotas o promesas de largos paseos por el parque, el perro siempre vuelve a su ubicación estratégica. La familia, conmovida al ver cuánto añora el pobre animal a su amo, acaba rindiéndose y dejándolo tranquilo. Es entonces cuando el perro puede disfrutar con calma de las caricias del fantasma del abuelo, a quien nadie más ve.

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_ X _ _ _ _ _ _ (verbo transitivo)

Y la palabra oculta es… Tenéis hasta el jueves para adivinarlo.

Z o Mañana de julio

Despierta. Abre los ojos y vuelve a cerrarlos. Deja escapar un profundo suspiro. Cambia de postura entre las sábanas. Se rinde al sueño un par de horas más. Despierta de nuevo. Remolonea durante unos minutos, indeciso, antes de levantarse. Arrastra los pies hasta la cocina. Se sirve un café frío. Se sienta a la mesa. Repasa, desganado, los nuevos mensajes de su smartphone. Enciende la radio. La escucha sin prestar atención. Dibuja, con un dedo aburrido, círculos imaginarios sobre el mantel. Apura el café. Hace callar a la radio antes de salir de la cocina en busca del sofá. Enciende la televisión. La mirar sin verla. La apaga. Coge de la mesita un libro a medio leer. Procesa apenas un par de líneas antes de sentir los ojos pesados. Cierra el libro. Se acomoda en el sofá. Deja vagar la mente. Cae rendido al sopor.

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Z _ _ _ _ _ _ _ _ (verbo intransitivo)

Y o El invitado tedioso

Es el centro indiscutible de la velada. Sentados a la mesa, todos prestan atención al invitado. Admiran sus anécdotas insoportables, ríen sus chistes anodinos, alaban sus opiniones sin criterio sobre los temas más superficiales. Y parecen encantados con él. El invitado parlotea sin parar, disfrutando de su estatus de mono de feria. Cuando el padre manifiesta su pasión por la pesca, él propone acompañarle un fin de semana. Cuando el hijo se declara fan del grupo del momento, él promete colarle en su próximo concierto. Cuando la hija acaricia su brazo y le mira con ojos enamorados, él confiesa sentirse el hombre más afortunado del planeta. Luego se vuelve hacia la madre y asegura entender ya de dónde ha heredado su belleza la hija. Pero la madre no se deja impresionar por halagos. Sabe que el invitado es pura fachada. Agradece su cumplido con una sonrisa educada y con una mirada que dura algo más de lo debido. Lo justo para advertirle que el secreto que ambos comparten debe seguir escondido.

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Y _ _ _ _ (sustantivo masculino)