Cada vez que se agitan las hojas de los árboles más cercanos a su nuevo hogar, Dorothy siente mariposas en el estómago. Si la cosa no pasa de ahí, Toto simplemente levanta las orejas durante unos instantes para continuar después con su siesta. Pero si el viento se pone juguetón e incita a las ramas a repiquetear en las ventanas del segundo piso, Dorothy esboza una sonrisa. Su tía levanta la vista de su lectura, intranquila, pero no llega a decir nada. Si la puerta mal cerrada de la cocina se une al juego y golpea con insistencia, Toto se incorpora y empieza a gruñir. Dorothy se acerca a la ventana, nerviosa, justo a tiempo para ver cómo una ráfaga traviesa tumba una silla en el porche. Su tía suelta un “Otra vez no” preocupado, mientras su tío, que sigue con la nariz enterrada entre las páginas del periódico, sentencia que no está dispuesto a comprar una tercera granja. Llegado ese punto, Dorothy cierra los ojos y desea, con todas sus fuerzas, que la aventura comience de nuevo.
*
V _ _ _ _ _ _ _ (sustantivo masculino)