O o Disparidad de criterios

Nadie se esforzaba más que aquellos personajes en aparentar lo que no eran. Ante el narrador, dondequiera que estuviera, se mostraban dóciles y serviciales. «Partid”, decía él, y ellos viajaban tan lejos como hiciese falta. “Luchad”, pedía él, y ellos se entregaban a la batalla en cuerpo y alma. “Morid”, ordenaba, y ellos morían sin rechistar; aunque no estuvieran de acuerdo. Fue precisamente esa disparidad de criterios lo que les decidió a planear su rebelión. Celebraban sus reuniones secretas cada vez que el narrador se entretenía con alguna subtrama de la historia. Poco a poco, fueron urdiendo un plan infalible para acabar con aquella tiranía literaria. En su escondite, se vanagloriaban de no haber dejado un solo cabo suelto. Pero ninguna conspiración permanece oculta durante mucho tiempo ante alguien que lo sabe todo, lo ve todo, lo determina todo. Y la venganza de un narrador ofendido, sobre todo si se aproxima el final de una novela épica, puede ser antológica.

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O _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ (adjetivo)

¿Qué palabra esconde este microrrelato? Tenéis hasta el jueves a las 22:00 para hacer vuestras apuestas.

Ñ o Juego de manos

Con un hábil movimiento de dedos, el mago se apropia del reloj de pulsera sin que el espectador del traje elegante se dé cuenta. Sigue distrayéndole con sus charla y sus gestos histriónicos durante unos instantes más, hasta que, por fin, le pregunta la hora. Cuando el espectador descubre que su valioso reloj ha desaparecido, palidece. El público mira con asombro al mago. Este, esbozando una media sonrisa traviesa, se vuelve hacia su ayudante, que aguarda de pie en el escenario. Cuando la chica abre la bolsa de tela que sostiene en la mano y saca de su interior el reloj desaparecido, el público rompe en aplausos. La ovación acompaña a la ayudante mientras baja del escenario y, con paso coqueto, se acerca a devolver el reloj a su propietario. Todavía incrédulo, el espectador del traje elegante coloca el reloj de imitación en su muñeca creyendo que es el suyo. Nadie nota que el mago ha metido la mano en su bolsillo y palpa con disimulo el reloj auténtico.

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_ _ _ _ Ñ _ _ (verbo transitivo)

¿Ya habéis descubierto la palabra oculta? Dejad vuestras respuestas antes del jueves.

N o Matar al mensajero

Sonreía. La miraba y sonreía sin parar. Sus labios no se movieron para pronunciar una sola sílaba, y aun así dijo con claridad lo que pensaba. De entrada, ella no supo cómo reaccionar. Le sorprendió que aquel joven parco en palabras se hubiera atrevido por fin a soltar la lengua. Entonces miró al muñeco que, sentado en el regazo del chico, sonreía también. Movida por un extraño impulso, le soltó una bofetada al viejo amasijo de tela y madera. Al joven, en cambio, no volvió a dirigirle la mirada. Se alejó de los dos aliviada pero confundida.

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_ _ N _ _ _ _ _ _ _ _ (sustantivo masculino)

¿Qué palabra hay entre líneas? Podéis intentar adivinarla hasta el próximo jueves.

M o Cuestión de números

El matemático sigue un horario estricto de lunes a viernes. Cada mañana, tres cuartos de lo mismo: su despertador suena a la 7:18, aunque él lo reprograma para que le deje dormir, exactamente, doce minutos más. Para desayunar, prepara dos tostadas con mermelada de ciruela que, mojadas en un café con media cucharada de azúcar, le saben de mil amores. Mientras se afeita un bigote que sigue en sus trece de crecer sin permiso y con nocturnidad, escucha las noticias en su programa radiofónico favorito. Cuando el opinador de turno empieza a cantar las cuarenta a un compañero de tertulia al que tanto le dan ocho que ochenta, el matemático cuenta hasta diez y, sin piedad, apaga el transistor. A las 8:50 se mira en el espejo del recibidor para comprobar que su corbata esté perfectamente alisada. Tras darse el visto bueno, sale a la calle más chulo que un ocho.

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M _ _ _ _ _ _ _ (adjetivo masculino)

¿Cuál es la palabra que inspira el cuento? Tenéis hasta el jueves para descubrirlo.

O o Acto de rebeldía

El escriba ha decidido revelarse. Tanto le da si la savia científica herró en el cálculo de sus vienes o si una hola gigante acabó con la extirpe malla. Ya no le importa si el pastor está cayado porque le gusta oír el valido de sus mascotas bobinas o si prefiere gravar a las bacas mientras pastan hierva junto a la baya que cerca una basta pradera. De echo, ni siquiera le preocupa que el jefe reúse su transcripción y decida enviarlo a la orca. Al fin y al cavo, nadie hecha un ojo nunca a sus obras de harte escritas.

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O _ _ _ _ _ _ _ _ _ (sustantivo femenino)