Abre un ojo, sólo uno, sin muchas ganas. Alza la cabeza con la máxima lentitud posible y mira hacia las hojas de la rama más cercana. Tras meditarlo durante unos segundos, admite que tiene hambre. Entonces reflexiona mejor, esta vez sin apresurarse: si quiere comer, tendrá que incorporarse y desplazarse con fatiga por la rama, ayudándose de sus garras, hasta llegar al alimento. Sólo de pensar en el esfuerzo de masticar trabajosamente esas hojas acaba agotado. Así que resuelve que no tiene tanta hambre. Lentamente vuelve a bajar la cabeza y, sin perder la sonrisa beatífica, cierra el ojo que le conecta al mundo. Se queda dormido, dejando al narrador que le observa sin argumentos para terminar este cuento.
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P _ _ _ _ _ _ _ (adjetivo masculino)
Perezoso?
¡Correcto! La respuesta es perezoso. :-)
-El camino del Tao es muy sencillo; el universo funciona armoniosamente de acuerdo con sus propios principios; cuando el ser humano enfrenta su voluntad contra el mundo, altera la armonía que ya existe. Lo mejor es seguir la voluntad menguante o acción decreciente, hasta llegar al Wu Wei, la no acción. Sólo así conseguiremos ser uno con el universo y alcanzar la iluminación.
– Hijo, ni Wu Wei ni Wu Wai, ¡Lao-Tse, ahora mismo vas a recoger tu habitación!
– El fallo lo provocó el accidente de una avioneta que trasladaba una máquina de cobalto. La radioactividad confundió a los sensores que lanzaron la alarma de ataque nuclear al puesto de control. Tuvimos suerte de que el encargado tardara cinco minutos en activar el sistema; para entonces teníamos confirmación externa de que se trataba de un error y pudimos anular el lanzamiento. Hemos podido evitar en el último momento el comienzo de la tercera guerra mundial.
– ¿Quién estaba de guardia?
El ex-soldado Peter Stamn andaba cabizbajo con el petate al hombro, rumbo a su casa en Alburquerque. Lo peor no es que le hubieran expulsado por quedarse dormido en su puesto. Lo peor serían los reproches de su padre. Ya parecía estar oyéndolo ‘Te dije que nunca llegarías a nada ¡Gandul!’
¡Jajaja, muy divertidos los dos, Palimp! El primero me ha encantado. :-) Qué lujo, esta semana dos cuentos en vez de uno… ¡Muchas gracias!
El otro día le dije a mi hija ‘Ni pero ni pera’ y pensé ‘Me he convertido en mi madre’