Esperaba una vida tranquila al servicio de un caballero típicamente británico. Serio, disciplinado, flemático. Un hombre sin demasiadas complicaciones; como mucho, escrupuloso y fanático de la puntualidad. Nada más conocerle, su sexto sentido le dijo que su amo y él encajarían a la perfección. Lo había imaginado algo excéntrico, sí, hasta el punto que pueden permitirse quienes amasan una gran fortuna y no tienen con quién compartirla. Pero nunca hubiera pensado que servir como mayordomo a aquel respetable caballero podía ocasionarle tantos dolores de cabeza. Y todo por una estúpida apuesta. Había perdido la cuenta de los lugares que habían visitado durante los últimos treinta días, siempre a la carrera, o de las personas con las que se habían cruzado por el camino. Habían viajado en tren, barco e incluso elefante. Habían vivido más situaciones extremas de las deseables. Y todavía les quedaba por completar más de la mitad del viaje… Maldito sexto sentido. En buena hora se fió de él.
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Este personaje protagoniza una novela del siglo XIX de autor francés.
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El personaje es Phileas Fogg
¡Correcto! El personaje entre líneas es Phileas Fogg. ¿En qué novela aparece?