Abrió los ojos, y al momento le invadió la sensación de haber dejado atrás un sueño incómodo. Se desperezó con calma y sonrió. Quiso quedarse todavía un rato más entre las sábanas, saboreando aquella sensación de alivio, pero las voces que llegaban desde el exterior llamaron su atención. Se levantó de la cama y se acercó a la ventana. En cuanto vio el corro de vecinos asombrados que se había formado ante su casa, supo que no lo había soñado. Desvió la mirada hacia la parcela de jardín que quedaba bajo su ventana, y allí estaba él. Sentado entre sus rosales. No parecía haberse movido del lugar en toda la noche. De nada habían servido los gritos pidiéndole que la dejara en paz ni el portazo en las narices. Allí seguía, cabizbajo, esperando pacientemente. Pero ella no cedería. No pensaba volver a perdonarle sus modales groseros. Ni que hubiera pisoteado sus rosales. Ni mucho menos que la hubiera puesto en evidencia ante los vecinos. A ver cómo les explicaba ella ahora la presencia de aquel animal en su jardín.
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Este personaje aparece en un cuento del siglo XX de autor guatemalteco.
D _ _ _ _ _ _ _ _ _
¿Dinosaurio?
¡Correcto, Palimp! La respuesta es dinosaurio, protagonista de un cuento de… Ya que estamos, ¿alguien nos dice quién es el autor? ¿Y alguien nos deja un microcuento relacionado con este personaje?
Las versiones del dinosaurio se cuentan por miles… ¡Pobre Monterroso!
Cuando los dinosaurios despertaron, no se salvó ningún imitador de Monterroso. Ni siquiera el autor de este cuento.
Jajaja, yo también sucumbiría por imitadora ¡y reincidente! ;-) Pero es que el microcuento es tan bueno y ofrece tantas interpretaciones que cuesta resistirse, ¿verdad?