A Carmelo le castañetean los dientes al salir de la cama. Maldice la casa y sus calamidades: cañerías ruidosas, cajones atascados y una caldera catastrófica que le ha dejado sin calefacción. Se calza las zapatillas y camina hasta la cocina. En la nevera, medio calabacín cadavérico y un yogur pasado de fecha; tendrá que conformarse con algo de café recalentado. Suenan las campanas de la catedral, y el silencio que castiga la casa sin Carlota se vuelve aún más incómodo. Catorce días sin ella, calcula Carmelo. Echa de menos sus canciones, sus caricias casuales, sus capuchinos con canela, incluso sus caracolas. Casi sin pensarlo, Carmelo caza el teléfono y marca su número. Cuando ella responde, él carraspea. “Casémonos”, dice. Luego calla. Carlota suelta una carcajada cansada. Un “demasiado tarde” cargado de reproches. Y un adiós categórico.
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C _ _ _ _ _ _ _ _ (sustantivo femenino)
¿Sabes cuál es la palabra oculta?
Si el sustantivo fuera plural, podría ser «calabazas», pero no sé por qué me da a mí que no…
Jejeje, no es calabazas… Pero has pillado una pista importante en el texto: cuál es la segunda letra de la palabra. ¡Sigue intentándolo, sfer! :-)
Jo diria «calzonazo» però faltaria una lletra per tenir «calzonazos» :)
No, calzonazo tampoc és… Va, otra pista: buscad dentro de la nevera. Y también os podéis fijar en lo que dice Carlota. ;-)
¡Caducidad!
¡Ahora sí! La palabra es caducidad. Qué, te atreves ahora con un microcuento basado en esa palabra, Paniagua? :-)